Duérmete niño, duérmete ya… Las 5 claves para dormir a un niño.

Pon en tu RUTINA el BAÑO siempre PRONTO y SIN LLORAR  y ESPERA… que tu pequeño… DORMIRÁ!

  1. Establece una RUTINA para antes de ir a dormir. Al igual que a los adultos, a los niños también les toma un tiempo irse a dormir, desconectar, comenzar a relajar el cuerpo y prepararlo para el descanso. Un tiempo antes de la hora de dormir, lavar lo dientes, preparar unos libros, lectura nocturna con una luz tenue, unas canciones… puede ser un buen prefacio para ayudarle a conciliar el sueño.
  2. BAÑO como principio relajante. Crear hábitos es una tarea ardua por la constancia que requiere pero el baño, el agua, los olores, el contacto es una de las herramientas más eficaces para preparar esa rutina para antes de dormir; la lavanda, la melisa… provocan la relajación del cuerpo y la mente y más en nuestros pequeños que son más sugestivos a este tipo de estimulación.
  3. Pon a tu bebé en la cama PRONTO, no caigas en la trampa de mantener a tu bebé despierto para que esté más cansado. Atiende siempre a las señales que indican que tu pequeño tiene sueño; frotarse los ojos, bostezar, rascarse las orejas o ver que su actividad física baja que está más llorón y pierde el interés en jugar. No tengas miedo en adelantar la hora de acostarse porque un niño que está demasiado cansado puede tardar más en dormirse, los estudios dicen que los bebes/niños que se van a la cama más pronto, duermen más también.
  4. Siempre SIN LLORAR porque genera altos niveles de estrés que repercutirán en la calidad y la cantidad del sueño y en el desarrollo emocional dando lugar a dificultades para controlar sus emociones, baja autoestima, desconfianza e inseguridad. Cogerlo en brazos es altamente beneficioso sobre todo desde el nacimiento hasta los 18 meses. Utiliza unos «sonidos claves» como «Sshhhh» o decirle suavemente la frase «tranquilo, ya está, es hora de dormir». Repite el sonido o la frase cuando estés calmando a tu bebé para que la asocie con el sueño.
  5. ESPERA. No respondas a cada ruidito que haga tu bebé. Aprende a distinguir un llanto verdadero de una queja o un solido adormilado. Si no estás segura, está bien esperar un poco antes de volver a la habitación, dejando que tenga la oportunidad de manejarse en el proceso.

Cristina Oroz Bajo

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