La vida en ocasiones nos detiene y para nuestros pies porque olvidamos que también podemos utilizar nuestras alas.

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Descubrir lo que tenemos sólo podremos hacerlo si abrimos nuestras manos para ver lo que hay dentro, es donde está todo lo que está a mano, lo que necesitamos, cambiando nuestros pensamientos, los sentimientos y sensaciones que proyectan en nuestro entorno cual reflejo en un río. Perdemos el aliento analistas sin tregua de nuestro entorno, del comportamiento y las reacciones de los demás. Críticos con dureza inigualable para con lo externo, llenos de quejas y reproches creyendo asumiendo la responsabilidad recae fuera de nosotros, intocables, cómodos y ajenos a todo lo que ocurre. Tú eres la única persona responsable de cómo te sientes porque lo que piensas tú siempre es más importante que lo que piensen los demás. ¿Porque dejamos a los demás la fatídica decisión que determina nuestra vida?

Estamos equivocados si creemos que para llegar a lo más alto de la montaña hay que superar a los demás porque la única manera de alcanzarla es superándonos a nostros mismo. La vida es un Eco… lo que envías regresa, lo que siembras es lo que recoges y lo que das es lo que recibes. Lo que ves en los demás existe en ti, así que si no te gusta lo que regresa, lo que recoges, lo que recibes empieza a analizar y cambiar lo que envías, lo que siembras y lo que das. Porque quien quiere hacer algo encuentra los medios y quien no quiere hacer nada encuentra las excusas. La vida es una guerra constante entre elegir hacer felices a los demás pero sin descuidar tu propia felicidad y aquí es donde nos encontramos generalmente; descuidados, irresponsables, inactivos y bloqueados queriendo cambiar lo que no nos compete, lo externo, al otro.

Nadie puede negar que todo es difícil antes de ser fácil y que muchos fracasos vitales son de gente que no se dieron cuenta de lo cerca que estaban del éxito cuando se rindieron. Cada persona tiene su historia y cada uno sabe cuanto le pesan y le duelen sus heridas pero no podemos dejar que pensen tanto que nos inmovilicen y bloqueen nuestro andar así que coge las riendas de tu vida porque hay un dolor que te lastima pero también hay otro que te cambia.

Así que comienza hoy, para tu lavadora cerebral, dirige tus pensamientos, esos que luchan y se empujan en tu cerebro, negativos, quejosos, críticos y ordénalos dándoles el sentido positivo, productivo y proactivo que quieres que tengan, mide las palabras que piensas, los discursos que te das y que tengan el mensaje claro, no dejes a tu cerebro que genere aquello que no vibra contigo, que no te acerca a donde quieres estar. Oblígale a ser noble para que nunca humille, a ser humilde para que no ofenda, y a ser fuerte para que no destruya. Empieza desde esos primeros atisbos de pensamientos, esos comentarios que nadie oye más que tú pero que acaban desembocando en aquello que critícas, que no quieres y que no amas. Busca la coherencia porque es lo único que te hará avanzar y estar más cerca de la persona que realmente quieres ser y, en consecuencia, rodeada de todo lo que realmente quieres. Porque es de locos actuar siempre de la misma manera y esperar por contra resultados diferentes. ¿No crees?

 

Cristina Oroz Bajo

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