La mejor manera de ayudar a un niño es cuidar a su madre

Una de las mejores maneras de ayudar a un niño es ¡cuidar a su madre!

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Cuando tienes un niño con discapacidad enseguida descubres que él te necesita una y otra vez. Esto tiene un gran impacto no sólo en su vida,
también en la vida de los que están a su alrededor, especialmente en la de los padres. Hay muy buenos motivos por los que te debes cuidar antes que cualquier otra cosa.
Si nosotros no estamos bien, construiremos progresivamente en nuestra relación con él estrés, resentimiento e ira, lo cual nos irá minando y nos dañará a ambos. Si esto sucede durante un periodo largo de tiempo, nos otros nos iremos quemando, agotando y acabaremos enfermos físicamente. Acabaremos sin poder hacer nada y sin nada que ofrecerle a él, y entonces todo el mundo sale dañado. Por lo tanto, antes de empezar a buscar y atender las necesidades de tu hijo, primero mira si las tuyas están cubiertas.

1. Mantente abastecido (el consejo “nevera”)

¡Piensa en ti cómo si fueras una nevera llena de comida! Cuando estás bien
abastecido, tienes mucho que dar, no sólo a tus hijos, también a las personas importantes de tu vida, cuando ellos lo necesitan. El problema es que cuanto más das, menos abastecido estás. Si no la vuelves a rellenar, cada vez tendrás menos que ofrecer y un día, quizá, no puedas dar nada. Así que de vez en cuando “échale un ojo a tu nevera”. Mantente “lleno” con las cosas que necesitas, así estarás en posición de dar a tu hijo lo que él necesita. Márcate hacer cosas de forma regular sólo para ti: tiempo libre, ir al gimnasio, tomar un baño relajante, ver una película, ir a pasear, escuchar tu música favorita…
Cualquier cosa que te haga sentir bien y te aporte bienestar. Y si de repente te sientes culpable, ¡no lo hagas! Repítete que estás abasteciendo tu nevera para poder ofrecerle más a las personas que amas.

2. Rodéate de apoyos

Hay que tener fuerzas para establecer la mejor red de apoyos posible para que tu puedas acudir a ella. Es muy útil tener a gente con quien confiar y delegar o que te puedan echar una mano para que tomes un respiro. Acepta los ofrecimientos de amigos o de la familia. No sacas nada positivo de convertirte en un mártir echándotelo todo a tus espaldas. Contacta con los servicios médicos o servicios sociales de tu zona para ver qué ayudas puedes obtener. Si puedes permitirte pagar algún tipo de ayuda extra, será una buena manera de mantenerte sano física y mentalmente. A menudo los estudiantes agradecen la oportunidad de cuidar a tu hijo unas horas a la semana, especialmente si están estudiando algo relacionado con las dificultades de tu hijo. Puedes colgar un anuncio en la escuela o en el periódico local (pero evidentemente asegúrate de que la persona qué coges es la adecuada).

3. No te tomes las cosas personalmente

Cómo padres, esperamos poner mucho cariño en todo lo que hacemos por nuestros hijos. Pero hay momentos, cuando necesitamos que este amor “sea de vuelta”, que son muy especiales. Son momentos de alegría y seguridad. Algo difícil para los padres de niños con discapacidad es que ellos no siempre sienten que tienen que “devolvernos” ese amor.
Esto puede herir cuando no recibes lo que necesitas de tu hijo: una sonrisa amable, una palabra agradable, o, peor aún, cuando su comportamiento parece hostil. Es importante que no te tomes esto como algo personal porque él no lo hace para herirte. No importa cómo se comporte, tu sabes que él te quiere y que necesita de tu amor también.

4. No olvides otras áreas de tu vida

Dado que los niños necesitan tanto tiempo y energía, cuidarlos puede acabar ocupándote todo el tiempo si tu les dejas. Es fácil acabar abandonando tus otros intereses o distracciones. Intenta mantener un equilibrio entre cuidar a tu hijo y atender tus otras relaciones e intereses.

5. Se realista cuando hablas de los problemas

A veces hay tantas dificultades que trabajar que parece que te sobrepasen. Es imposible arreglar todas las cosas a la vez, ¿así que por donde vas a empezar? Ve despacio y afronta la situación de manera realista. Haz una lista de los problemas que tienes y realiza una escala de prioridad en función de lo urgentes que son. Esto dependerá de cosas cómo la seriedad del asunto y cuantos problemas está causando, a ti y a los demás. Puede ser útil hacer esta lista con la pareja o con un amigo.
Una gran ventaja de afrontar los problemas de esta manera es que una vez has decidido centrarte en los problemas más urgentes, te puedes permitir un respiro y delegar un poco en los demás.

6. Ponte las metas SMART

No esperes demasiado de ti o de tu hijo rápidamente. Cuando estás intentando conseguir un progreso en un área, hazlo paso a paso Tómate un tiempo para hacer tus metas SMART (astuto). SMART significa:
● Pequeño (Small)
● Medible (Measurable)
● Alcanzable (Achievable)
● Realista (Realistic)
● Basado en el Tiempo (Time based)
Por ejemplo, una meta que no es SMART podría ser para tu hijo “ser educado”. La meta SMART podría ser “ser educado con tres personas a lo largo del día”

7. Permite que las estrategias sean la llave, no la meta
Recuerda que los consejos y las estrategias son para servirte, y no al revés. Por lo tanto, se flexible. Si una idea te funciona, utilizala siempre que puedas. Pero si un consejo no te va bien o te hace sentir mal, simplemente, ignóralo. Confía en tu juicio.
Tu sabes qué es lo que mejor para tu hijo. Pero ten en mente una cosa, el tiempo puede causar diferencias: una cosa que no funciona hoy, puede funcionar dentro de seis meses o al revés. Así que intenta las cosas más de una vez; observa qué funciona con tu hijo y sigue tu intuición.

8. Intenta no ponérselo más difícil sobreprotegiéndolo

Es un gran error sobreproteger a cualquier niño dejándole hacer demasiado lo que él quiere o dándole demasiadas cosas. Cuando lo hacemos, nos hacemos la vida más difícil porque acabamos con un chico muy demandante y difícil de complacer. Pero es muy fácil caer en esa trampa por diferentes razones.
Por ejemplo:
● Sentimos pena por él cuando la vida le es dura y queremos hacérsela mejor.
● El siempre pide e insiste para conseguir lo que quiere, y es más fácil dárselo que soportar su insistencia.
● Obviamente queremos que sea feliz y nos sentimos culpables y responsables cuando está disgustado (incluso cuando su disgusto es totalmente irracional).

El motivo fundamental para ser indulgente con él es que queremos que sea feliz. Lo que tenemos que pensar es que ser excesivamente indulgente con él nunca le hará feliz a largo plazo. Eso sólo le da un punto de vista de la vida absolutamente irrealista y le deja un futuro de misera y decepción. Es difícil decir “no” a veces, pero será la manera de hacer las cosas más agradables para ti y para tu hijo.
Una sugerencia para cuando él pida algo, es proponérselo cómo un premio por su buen comportamiento.

9. Busca alguien con quien hablar

Asegúrate de que no te guardas todos tus sentimientos dentro. Necesitas al menos una persona en quien confías para contarle cómo te sientes realmente. Puede ser alguien de la familia, tu pareja, un amigo… Lo más importante es que tengas la oportunidad de soltarte a veces.
¡Hablar realmente ayuda!


10. Mamás: desengancharos

Las mamás en particular tienen el hábito de sentirse culpables a menos que lo hagan todo por su hijo. Nosotras necesitamos desengancharnos de ese hábito, porque nadie se va a preocupar por nosotras si no lo hacemos nosotras mismas. No es algo fácil de hacer. Piensa en el consejo que dan las aerolíneas: “En caso de emergencia póngase primero el oxígeno usted antes de intentar ayudar a los demás”.
Recuerda: una de las mejores maneras de querer a un niño es ¡cuidar a su madre!


11. No le des más importancia de la que tiene

Para los que no conocen la dificultad de vuestro hijo, a menudo les puede parecer rudo, arrogante y torpe. Cuando su conducta provoca miradas de desaprobación o comentarios, el niño normalmente no se da cuenta. Pero los padres podemos ser conscientes de todos los signos de desaprobación y juicio muy fácilmente. La próxima vez que te sientas avergonzado y disgustado por como la gente juzga a tu hijo o a ti, recuerda esto: “A los que no tienen el problema les importa y a los que lo tienen les trae sin cuidado”.

Madre no hay más que una, y qué una!!!

Cristina Oroz Bajo

Cristina Oroz Bajo
Especialista en la atención infanto-juvenil y atención a familias y supervisión de profesionales

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